Un
cazador y un perro
FEDRO
No
teniendo éste nada de cobarde, se había hecho
digno de las
complacencias y agasajos de su amo, por
el ardor que
desplegaba en la lucha contra toda suerte
de fieras, aun las
más feroces; pero aquella naturaleza
robusta y vigorosa
comenzó a declinar, sin dura con el
peso de los años.
Echósele a reñir en tal sazón con un
jabalí, y bien
pronto hizo presa en una oreja; mas hubo
de soltarla, por
tener los dientes ya cariados.
Sentido de ello el
cazador, increpaba al perro; y él,
aunque viejo,
respondió valientemente: «No me falta
empuje, sino
fuerzas. Alabábasme en otro tiempo por
lo que valía; y
ahora me desprecias, porque no soy ni
aún sombra de lo que
fui.»
Bien entiendes tu,
Fíleto, a donde tiran y se encaminan estas cosas que yo escribo.
El tiempo todo lo
acabe y consuma
No hay comentarios:
Publicar un comentario